QUERIDOS COMPAÑEROS: NO PUEDO DEJAR DE PUBLICAR ESTA CARTA QUE RECIBÍ HACE ALGUNAS SEMANAS DE UN COMPAÑERO.
NO LA PUBLICO POR RARA, SINO POR TODO LO CONTRARIO: HAN SIDO FRECUENTÍSIMAS LAS REACCIONES COMO ESTA.
Buenas tardes José
Ignacio:
Hoy he recibido, con
asombro y alegría, una llamada telefónica de José Manuel Varela poniéndome al
corriente de las actividades de la promoción del 63 del Ramiro.
No tenía idea, que
después de tantos años, tuvieran lugar reuniones de antiguos alumnos nacidos en
el 46.
He visitado la página web
"Promoción Ramiro 63", en la cual hablas de una lista adjunta con los
alumnos localizados hasta ahora, pero en dicha página no encuentro por
ningún sitio el "link" a dicha lista.
En lo que a mí respecta,
realicé en el Ramiro los estudios de Preparatoria y los dos primeros años del
Bachillerato en el grupo "C". Recuerdo a Antonio Gasset que se
sentaba a mi lado (creo que es el que hacía el programa de TVE "Días de
cine") Continué a partir de tercero en el Instituto San Estanislao de
Kostka. Si bien yo tenía un hermano, dos años mayor que yo, Jesús Martín Suaz
que finalizó todos los estudios en el Ramiro y que falleció hace 14 años.
Dado que las experiencias
de la niñez son las que permanecen con más hondo recuerdo, de aquellos años del
Ramiro "toda una vida" afloran ante mí con frecuencia recuerdos
vívidos, no pareciéndome cosas del pasado, sino más bien un mundo que debe
estar alojado en algún extraño lugar. Aún me parece ver aparcado el pequeño
automóvil Lloyd que poseía el director de preparatoria, creo que se llamaba D.
Mendo, un hombre de unos 50 años peinado hacia atrás con el oloroso fijador
Luky Strike.
Aún hoy puedo ver a
Gabaldón organizando la formación de los alumnos, ante la atenta mirada de D.
Antonio Magariños y la severa formación en la que había que acceder al
instituto. En esas circunstancias no había lugar para descuidos, cosa que yo sé
bien pues una risa desafortunada en la formación me costó ir a secretaría a por
"sobre y carta"
Puedo ver y sentir la
emoción de la carrera entre los autobuses 2 (en el que yo iba) y 3 en la cuesta
de Serrano. Aún me parece oír, tras una avería del autobús, los acalorados
gritos al unísono de un conjunto de alumnos pidiendo ¡Queremos el Isoblock!
Al final del paseo
de los chopos, a la izquierda, había entonces unos, para mí, extraños
artefactos, quizá restos de piezas de artillería o algún desconocido artefacto
militar. Eso siempre me intrigaba, si, allí donde se jugaba al clavo y a las chapas…
Pero lo que más me
fascinaba era ver volar los aeromodelos en el campo de futbol, recuerdo
incluso, ver volar uno dotado de un pequeño motor cohete. Realmente increíble.
Durante un tiempo fui
medio-pensionista y me quedaba a comer allí… Aún recuerdo el típico olor del
comedor. Hay olores que a uno se le quedan grabados de por vida, cómo aquel que
desprendía aquella ballena que un día estuvo expuesta en la Moncloa.
Lo cierto es que el
tiempo de la infancia y la primera juventud no es comparable con el que después
experimentamos, aquel tiempo era muuucho más laaaargo, era toda una vida.
Después, durante toda mi
vida mi mayor preocupación ha sido el encontrar el sentido de la existencia.
Siempre me ha parecido que la vida no es algo tan natural y tan normal como la
mayoría piensa y ello tras muchísimas horas de reflexión me ha llevado a la
conclusión de que el paradigma de la ciencia está equivocado.
Me casé a los 36, pero mi
mujer falleció en el año 2000 (posteriormente me casé de nuevo). No he tenido
hijos. Profesionalmente me dediqué en principio al diseño de interiores,
posteriormente me hice piloto comercial e instructor de vuelo en Montreal y de
vuelta a España creé una empresa de aviación ultraligera a través de la cual
importaba aviones de Inglaterra e Israel, pero el negocio no fue bien y volví
al diseño de interiores en Madrid durante unos años, después me llamaron de la
Escuela de Diseño de Santander para trabajar como profesor y allí estuve hasta
el 2006 como profesor y jefe de estudios. Ese año me jubilé en la escuela y
compré una casa en la pequeña localidad de El Barco de Ávila, en donde vivo
actualmente y trabajo cómo ilustrador a través de Internet.
Espero poder ver de nuevo
las instalaciones del Ramiro el próximo 15 de junio.
Un abrazo,
Carlos.